Los tiempos cambian y, en la actualidad no se acude al psicólogo cuando se padece una patología grave. Existen acontecimientos en la vida que nos desbordan, momentos en los que no podemos gestionar nuestras emociones y problemas a lo que no vemos solución. En todos estos casos, la intervención de un profesional resultara de gran ayuda para para poder hacer frente a la situación y porque no, poder salir fortalecido de ella.
A veces los niños como los adultos, pueden encontrar ayuda en la terapia. Ciertos acontecimientos como cambios en la familia ,una muerte , enfermedad de un familiar, un miembro que se incorpora, separaciones, pueden causar un situación de estrés que el niño no sabe manejar desembocando en problemas de conducta, somatizaciones o problemas de interacción social. También muchos niños necesitan ayuda para afrontar dificultades en la escuela, en la relación con sus compañeros, manejar emociones difíciles, etc.
Cuando nuestro hijo tiene una dolencia física sin pensarlo acudimos al médico ,sin embargo llevar a nuestro hijo al psicólogo nos genera muchas dudas. Ante todo, tenemos que tener en cuenta que una intervención a tiempo puede prevenir un problema futuro.
Admitir que la situación nos desborda no nos convierte en malos padres, todo lo contrario. Nadie nos ha enseñado esta difícil tarea y por tanto, existirán situaciones que desgraciadamente no sabremos manejar. La figura del psicólogo puede ayudarnos en esos momentos.
CUANDO ACUDIR A UN PSICOLOGO
A continuación detallamos algunas de las razones por las cuales un niño puede acudir a terapia. Nos obstante, si como padres observáis que algo no marcha bien no lo dudéis y confiar en vuestro instinto.
• Si el niño experimenta cambios en su estado de ánimo, se muestra más apático y retraído o todo lo contrario se muestra más irascible, mas movido , de mal humor.
• Dificultades de aprendizaje o de atención: no le va bien en el colegio, le cuesta aprender, no se centra en clase ni a la hora de hacer los deberes.
• Presenta dificultades para relacionarse con los demás y ello le ocasiona malestar.
• Presenta conductas disruptivas ( estallidos de ira, conducta desafiante).
• Cambios repentinos en los patrones de sueño, apetito , control de esfínteres .
• Presenta síntomas físicos (como dolor de cabeza, de estómago o malestar) sin que haya una causa medica aparente.
¿SE SENTIRA MAL POR ACUDIR A TERAPIA?
¡Todo lo contrario!. es normal que antes de acudir a la cita el niño/adolescente se encuentre nervioso y con miedos pero tras los primeros nervios iniciales se encuentren más relajados como, solo por el hecho de acudir, algo cambiara.
a mayoría de los niños entienden que tiene alguna dificultad y desean ser ayudados, cooperan en la terapia, sienten el apoyo de terapeuta y de la familia, por ser parte activa en su recuperación, pero sin invadir su parcela de privacidad.
¿UNA VEZ TOMADA LA DECISION COMO SE LO COMUNICAMOS?
Ante todo debemos ser sinceros siempre adaptando nuestro discurso a la edad del niño/a.
Otro factor importante que debemos tener en cuenta es abordar el tema con naturalidad; los más pequeños no son muy conscientes que significa ser psicólogo/a pero los adolescentes suelen asociar “terapia= loco” ,por lo que puede generar rechazo. Si los padres tratan la cuestión desde el nerviosismo y la tension, fomentaran que algo natural como pedir ayuda a un profesional se convierta en una situación ambigua estresante y complicada.
Según la edad:
– Hasta los 6 años: se le puede decir justo antes de acudir que va a ir a un lugar donde se va a divertir mucho con una persona muy simpática (podemos utilizar el nombre de pila del psicólogo/a) que está deseando conocerle. A esa persona le apetece conocer cuáles son tus juegos favoritos y que te gusta hacer. Es importante dejarle claro que sí, despesques de conocerla, no se lo ha pasado bien y no quiere volver, no está obligado ello.
– Entre los 6 y 13 años: En este caso será recomendable anticipar la información unos días para que vaya procesando la información, no dos días antes del encuentro. Es importante que los niños no se sientan engañados o manipulados por sus padres. A estas edades su capacidad de razonamiento es mayor y necesitan una explicación más detallada. Es por eso, que se le puede decir que existen situaciones que puede que le ponen triste, furioso,…(dependiendo de la emoción que le genere) y que conocen una persona que puede ayudarle/a.
– Mayor de 13 años: En estos casos lo más importante es ser totalmente sinceros y darle un tiempo antes de que se produzca la cita. Se abordara el motivo por el cual se considera que necesita ayuda y la función del psicólogo como guía para proporcionarle herramientas para mejorar esas situación . Importante dejarle claro el tema de la confidencialidad porque si piensa que el psicólogo se aliara con los padres se negara a acudir. También se recomienda abordar el problema desde la positividad y la naturalidad: todas las personas a lo largo de nuestra vida experimentamos situaciones que no sabemos manejar, en estos caso un psicólogo puede orientarnos y salir fortalecidos. Alabar su valentía al acudir a la cita como un primer paso para mejoría y recalcar que en este proceso no va a estar solo, contara con el apoyo de su familia.
Por lo general, antes de entrevistarse por primera vez con el menor, el psicólogo/a mantendrá una serie de entrevistas con los padres , momento idóneo para que estos puedan solucionar sus dudas, miedos , etc.