Dejar un comentario
Cuando dedicamos nuestro tiempo a escuchar a alguien le estamos diciendo a la otra persona que es importante, que lo que hace o dice es importante para nosotros y nos interesa.
Por ello, es necesario que los adultos aprendamos a escuchar, escuchar de verdad, a los más pequeños porque con ello fortalecemos su autoestima.
A continuación, algunos consejos que pueden resultar de utilidad a padres, profesores, terapeutas (a mí me han servido de ayuda en consulta):
- Estar presentes. En muchas ocasiones, el estrés diario hace que nuestra mente no pare de saltar de un asunto a otro, problemas o tareas pendientes que impiden que nos centremos en el aquí y el ahora. Es importante, que en el momento de escuchar a tu hijo, bloques todo salvo tu con tacto con el niño.
- Adáptate a su ritmo y si es posible a su nivel. Si el niño está de pie, permanece de pie con él. Si por el contrario está en suelo, ponte ahí. Si está inquieto, respétalo. Probablemente este nervioso o angustiado. Permanece con él.
- Repite suavemente lo que el niño dice, para que sepa que lo escuchaste. “Mikel te pego”
- Si no entiendes algo acláralo, no finjas que lo has entendido.
- Usa una voz normal, natural. No una voz de “profesora“, condescendiente, burlona.
- Toma al niño en serio. Aunque para ti sea una tontería lo que está contando para él es importante. Si para él es importante también tiene que serlo para ti.
- Emplea palabras que el niño pueda entender.
- Usa sonidos, gestos y expresiones faciales para demostrar que estas escuchando. Permanece presente.
- No sermonees, no expliques todo, no trates de solucionar todo o aconsejar en ese momento. Mas adelante podrás retomar la conversación con el niño al respecto. “¿Sabes? Estaba pensando sobre lo que me contaste, y me pregunto si no te importa que te de mi opinión “
- Observa los ojos, gestos y movimientos del niño y escucha sus tonos de voz para tener una idea de cómo se está sintiendo. Verbaliza esto, pero si el niño lo niega acepta su negativa. “Me parece que esto te enfurece” “¡No!¡No es así! “Ah, bueno”.
- Verbaliza por el niño en vez de hacer preguntas. Di: “Creo que esto te molesto” “Creo que no te apetece ir”. Si tu suposición es incorrecta, el niño te lo dirá. Cuando formulamos preguntas, ponemos a los niños en un aprieto y tienden a responder lo que creen que nosotros queremos oír. Nuestras suposiciones les tranquilizan. Si son equivocadas, ellos nos corregirán.
- No les reprendas si hablan de forma maleducada. Los niños siempre levantan la voz cuando quieren ser escuchados, y no se dan cuenta de eso. Además desde el punto de vista del desarrollo, no tiene la habilidad cognitiva para ser diplomáticos, ni tienen las palabras adecuadas para expresar lo que quieren decir. Si se les reprende por hablar de forma maleducada se sentirán juzgados y criticados y solo empeorara la situación. Intenta modelar poco a poco la conducta que quieres lograr.
- Recordar que los niños, sobre todo los más pequeños, según la perspectiva de desarrollo son aún egocéntricos y resulta difícil comprender el punto de vista del otro.
Informació extraida del libro : “El tesoro Escondido” (Violeta Oaklander)